Si en ocasiones disfrutas de una copa de vino, seguramente te habrás topado con el famoso término “D.O.” (Denominación de Origen, o “Appellation d’Origene Protégee” en francés), un término que ha llegado a poner un poco nerviosos a los mayores amantes del vino. ¿Qué significa exactamente y qué defiende una D.O.? Pues bien, siéntate y relájate; en este artículo, vamos a explicarte las bases de este término.
Una D.O. se define como un sistema de clasificación; sin embargo, esto es un poco confuso. Muchos entusiastas del buen vino piensan que la D.O. determina, totalmente, la calidad del vino. No obstante, cada D.O. revisa la calidad de sus propios productos. Así pues, el término de D.O. se usa principalmente para indicar dónde se ha producido el vino. Por ejemplo: D.O. Rioja, D.O. Ribera del Duero, D.O. Montsant, etcétera.
Entonces, si comúnmente se usa este término para designar a la región, ¿por qué este término es tan importante? Como seguramente ya sabes, la elaboración de un vino, con sus aromas y sabores incluidos, está influenciada por muchos factores. Tres son los factores más importantes: la variedad de la uva, el clima y el suelo en el que crecen las viñas. Según la región, estos factores pueden variar.
Vamos a empezar por explicar las variedades de uvas y de climas. Estos dos factores van de la mano desde el momento en que muchas uvas prefieren ciertos climas para florecer. Un buen ejemplo de esto es la uva Godello; la cuál prospera en bajas temperaturas. Por este motivo, podrás encontrar la variedad de uvas Godello en las frías y húmedas denominaciones de origen (DDOO) de Galicia, localizadas al lado del océano Atlántico, al noroeste de la península ibérica. España está llena de microclimas, los cuáles definen y determinan que variedades de uva se cultivan en cada región.
Por otro lado, también tenemos los diferentes tipos de suelo, como otro de los factores clave para elaboración de un buen vino. Hay muchas cosas que decir sobre este tema; pero vamos a limitarnos al hecho más importante cuando hablamos sobre el suelo y las DDOO. Desde las rocas calcáreas o los suelos de piedra caliza, los suelos graníticos y los suelos de pizarra de la región de Montsant, pasando por las excepcionales condiciones del suelo de Ribera del Duero, hasta los suelos arcillosos y de arena de grano fino de la región de Toro; todos los suelos influyen en el desarrollo de la uva y en la elaboración, obviamente, del propio vino.
Un buen enólogo tiene en mente todos estos factores antes de escoger su variedad de uva y el método de elaboración. En esto reside la calidad de una D.O.
Primero, una D.O. define sus fronteras geográficas y, después, pone restricciones en algunos aspectos de la elaboración de los vinos; como, por ejemplo, las variedades de uvas que las bodegas tienen permitido usar en sus viñedos o las tradiciones vinícolas. Con todo, uno no debe dejarse cegar por este indicativo de calidad. Después de todo, una bodega localizada dentro de una D.O. que ha usado un pequeño porcentaje de una variedad de uva diferente para elaborar su vino tinto; no tiene permitido llevar el sello de D.O. Lo mismo sucede con una bodega situada justo a las afueras de la frontera geográfica de una D.O.; pero que sí que cumple con todas las normas dictadas por la D.O. en la elaboración de, por ejemplo, su vino rosado. En resumidas cuentas; un vino, sin el sello de D.O., puede ser un vino de alta calidad.
Así pues, nuestro consejo sería: no te fijes en la D.O., fíjate en la bodega. Ahí fuera, hay muchísimas bodegas apasionadas produciendo buenos vinos –y de alta calidad- pero que no forman parte de una D.O. Solamente, dales una oportunidad, pruébalos, pero sobretodo; disfruta de los productos tan deliciosos que un país tan bello como España puede ofrecerte.
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